Retrats i avió de la recreació històrica del final de la Batalla de l'Ebre
Sobre Manuel Tagüeña...
"El proceso de revisar telefónicamente la disposición de todas las unidades ha terminado, ahora sólo falta esperar que llegue la hora prevista y desear que nada falle. Todo el mundo está pensativo y silencioso. Tagüeña sabe que va a mandar a la muerte a muchos hombres esa noche, pero la causa lo justifica. Si la ofensiva tiene éxito se habrá logrado dar forma a la política de resistencia de Negrín, se habrá podido detener la ofensiva enemiga sobre Valencia y se habrá ganado tiempo para que la guerra en Europa haga que la contienda española entre en un escenario más amplio de lucha contra el fascismo, contando entonces con aliados más importantes. Y de eso se trata al fin, de luchar contra el fascismo. Los recuerdos le invaden. ¿Cómo ha llegado hasta aquí?, se pregunta. Desde la adolescencia se vio inmerso en la aventura revolucionaria, pensaba que la acción violenta podía transformar el mundo. La sociedad estaba llena de injusticias y había que actuar sobre ellas para cambiarlas. Ello le llevó a la FUE, a las Juventudes Socialistas y, por fin, al Partido Comunista, la organización que más eficazmente había puesto en práctica las ideas organizativas necesarias para hacer frente al levantamiento de los militares rebeldes. El Partido era lo más importante, el comunismo una causa por la que merecía la pena luchar. [...] Tagüeña tiene sólo veinticinco años y dirige una de las unidades de choque más importantes del Ejército de la República, el XV Cuerpo de Ejército; a su mando más de 30.000 hombres y algunas de las divisiones míticas del Ejército Popular,[...] Pertenecía la clase media, estudio la licenciatura en Ciencias Físico Matemáticas y casi termina el doctorado en Física, interrumpido por el estallido de la guerra civil. Siempre osciló entre la vida de acción del revolucionario y la vida de investigación del científico. En este momento, la primera había ganado la batalla. Pero a pesar de eso él era un combatiente estudioso de la táctica, que respetaba y fomentaba el trabajo de sus oficiales de Estado Mayor y trataba de aprender todo lo que podía sobre el mundo militar. La mezcla de valor y técnica era la base necesaria para ganar una batalla. [...]Sus hombres sabían que no era un irreflexivo hombre de acción, que las operaciones en sus tropas eran concienzudamente preparadas y que siempre buscaba asegurar el menor número de bajas posible. Y ahora estaba ante la historia. Él estaba entre los que confiaban que la guerra se podía ganar."
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