“Aguantó hasta el final, en la última trinchera, disparando, ya sin ninguna esperanza pero dispuesto al más alto sacrificio para dar una oportunidad a sus camaradas de escapar de aquel infierno. Cayó acribillado por la metralla, entre el acre olor de la pólvora y el acerado dolor de las esquirlas de las bombas de mano que desgarraban su carne y sus huesos. Quizá en el momento postrero oyó a lo lejos el grito de triunfo de los suyos al completar con éxito la retirada y percibió al tiempo la rabia y frustración del enemigo burlado al no poder redondear su victoria.”
vía El País
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