14 de març del 2015

Lectura de nit




El mundo ya no es el de la mañana. El cielo, cóncavo como el de un horno, es todo una veladura blanca. El mar es de mercurio, llanamente tranquilo, sin un rizo ni una onda; sólo una difusa luminosidad chispeante. Del viento ni un susurro en las palmeras... ¿Dónde están las rompientes? ¿Se ha detenido el mundo? Y ¿a qué espera?

Ante tan expresivo reflejo de su alma Irenia se reclina, se abandona a la arena. Alcanza una pequeña caracola vacía y se imagina como ella, avanzando por su propia oquedad, espiral adentro.

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